El trébol blanco es una
leguminosa herbácea perenne nativa de Europa, norte de África y Asia
occidental, que tiene un comportamiento cosmopolita al aparecer en distintos
ambientes de clima templado húmedo.
Es una especie de porte rastrero,
crecimiento postrado, colonizadora, que alcanza una altura de 10 a 25 cm. Posee
estolones que le confieren
una gran adaptación al pastoreo en zonas templadas de todo el mundo. Se propaga
por estolones y semillas, resembrándose muy fácilmente (Ganderast, 2001).
La raíz principal pierde
rápidamente relevancia en comparación con las raíces adventicias que se forman
debido al carácter estolonífero de su crecimiento. Tiene hojas trifoliadas con
folíolos ovales, con una mácula blanca. Los folíolos están desprovistos de
vellosidad (Rzedowski y Rzedowski, 2001).
Se comporta bien en suelos
profundos, de fertilidad media a alta. No se adapta a suelos superficiales,
sueltos, salino–alcalinos o demasiado ácidos. El pH ideal se encuentra entre
5,5 y 7,5. Tiene una gran capacidad defecación de nitrógeno, que aporta en
cantidades variables, y que podría ser utilizado por las gramíneas de la mezcla
forrajera.
Requiere humedad y no tolera la
competencia por sombra. Se desarrolla con temperaturas de 5 a 30 ºC siendo la
óptima de 18 a 25 ºC (Muslera Pardo y Ratera García, 1984) Su ciclo de
crecimiento es otoño-inverno-primaveral y las variedades comunes no producen en
verano por las altas temperaturas y la falta de agua. Existen variedades
mejoradas que crecen durante el verano.
Utilización
Es una especie muy adaptada al
pastoreo. Los animales por la general no consumen los tallos, que se encuentran
al ras del suelo, son de crecimiento horizontal, sólo las hojas están
disponibles, por lo que mantienen un alto valor nutritivo aún en floración.
El trébol blanco es utilizado
como acompañante de gramíneas en mezclas forrajeras destinadas a la producción
animal, principalmente por el alto valor nutritivo que aporta al forraje
consumido.

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