EI trébol es una excelente planta
forrajera de grandísima importancia para los regadíos septentrionales le
nuestra Península, en los cuales esta leguminosa bienal puede sustituir, con
ventaja, al cultivo de la alfalfa.
Fácilmente se convencerán los
regantes de ello y se generalizará su cultivo, en cuanto se den cuenta de los
pocos gastos que requiere, de la abundancia de sus productos, de las excelentes
condiciones de fertilidad en que deja la tierra y de la facilidad con que entra
en cualquier alternativa regular.
Todo ello, unido a la excelente
calidad del producto, que puede ser consumido en verde o henificado, hacen que
sea una de las forrajeras más interesantes para nuestros regadíos.
Esta especie de trébol tiene
raíces profundas, que pueden llegar hasta 1,5 metros, aunque lo general es que
midan de 0,50 a 0,60 metros. El tallo alcanza de 4o a 8o centímetros, siendo
generalmente hueco. Las hojas constan de tres foliolos ovales o elípticos, y
siempre hay un par de hojas opuestas, por debajo y muy cerca de la cabezuela de
flores.
No debe confundirse este trébol
rojo ( I) con el trébol encarecido ( 2), pues, aparte de que la semilla de este
vale la mitad, su producción es muy inferior en cantidad y calidad, y sobre
todo, no dura más que un año sobre el terreno, por lo cual será muy conveniente
saberlos distinguir, cosa fácil si se tiene en cuenta que el trébol encarnado
tiene la cabezuela de flores más alargada, y por debajo de ella se inserta una
sola hoja, en lugar de las dos opuestas que caracterizan al trébol rojo.
Clima y terreno
Le convienen los climas templados
de ambiente húmedo pudiendo darse en climas fríos, siempre que no se levanta la
costra del terreno a consecuencia de las heladas. Los calores excesivos y las
sequías le perjudican, así como las heladas tardías de primavera, por todo lo
cual nunca se siembra solo, sino que se asocia con un cereal que le proteja.
Abonos.
Aparte del nitrógeno, que toma en
su mayor parte de la atmósfera, es planta exigente en potasa y cal. Ahora bien,
como se siembra acompañado de otra planta que le proteja, no se le incorporan
los abonos directamente a él, sino a la cosecha anterior, con el objeto de que
todos los elementos estén descompuestos y sean fácilmente asimilables.
Siembra y cultivos asociados.
Como el trébol tiene un
crecimiento muy lento, sobre todo en el primer período de su vida, hay que
defender las semillas contra la invasión de las malas hierbas, protegerlas de
los ardores del sol y abrigarlas de las heladas tardías. Por eso es costumbre
sembrar esta leguminosa sobre un cereal de invierno, o de verano. Al hacerlo
así, se obtiene, a más de las ventajas citadas, la no menos importante dé
reducir el coste de producción del forraje, ya que el producto de la planta
protectora compensa los gastos de cultivo y de arrendamiento del primer año. La
elección de la planta-abrigo tiene también su importancia. Al hacerlo debe
atenderse a la fertilidad y a la composición física del suelo.
Cuidados culturales y riegos.
Una vez nacido el trébol,
recibirá el cereal a que se encuentra asociado los riegos habituales en la
localidad. En los climas de ambiente seco existe el peligro de que desde el
último riego que se dé al cereal y su recolección tengan tiempo de secarse las
tiernas plantitas de trébol; en estos casos no hay inconveniente en aumentar un
riego sobre los ordinarios.
Lugar del trébol en la alternativa.
EI trébol es una planta que no
puede repetirse sobre el mismo terreno si no es con intervalos superiores a
cuatro o cinco años. Únicamente en el caso de que el trébol no esté más que un
año en el terreno, y se aproveche sólo su primer corte, enterrando el resto,
podrá disminuirse este intervalo. Después de trébol van bien todas las plantas,
excepto las leguminosas. Pero las más apropiadas y las que van mejor con los
cereales de invierno, trigo principalmente. En algunas regiones, sobre tierras
ligeras, van bien después del trébol las patatas.

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